domingo, 7 de diciembre de 2008

Asalto turco en Cangas


Hace hoy exactamente 391 años de la llegada a Cíes de los piratas turco-berberiscos que el 9 de diciembre de 1617 desembarcaron en Cangas, y arrasaron medio pueblo, la iglesia y el Cristo que los marineros habían encontrado flotando en la ría, el Cristo que «non quixo arder», según cuenta la leyenda.
Quemaron el hospital de peregrinos antes de marcharse con rehenes, esclavos, provisiones y cuanto objeto de valor encontraron. Violaron a las mujeres y dejaron tras de si docenas de muertos. Más tarde, desde Argel, intentaron cobrar el rescate de los rehenes, según se demuestra en un escrito que conserva el historiador Eugenio Eiroa
Cangas, un pueblo próspero desde el que realizaban sus negocios comerciantes de la zona, de diversos lugares de España y del extranjero aprovechando que al ser villa del Señorío de Santiago no pagaba tasas reales, comenzó con el desembarco turco su decadencia. Los comerciantes que lograron escapar de las garras piratas se asentaron en Vigo o Baiona, mejor defendidas. La comarca de O Morrazo inició así un declive económico del que nunca llegó a recuperarse plenamente.
Los piratas fondearon en las Cíes. Eran 11 embarcaciones que permanecieron tres días frente a las islas. Una vez que se adentraron en la ría, atacaron en primer lugar Bouzas. Arrasaron el pueblo, mataron al menos a 100 personas e hicieron unos 200 cautivos.
Al día siguiente, el 8, desembarcaron en Domaio. Los capitanes que mandaban las compañías de desensa, seguidos de soldados y vecinos, intentaron hacerles frente. No tuvieron la menor opción, Se vieron obligados a huir dejando siete muertos en la playa, entre ellos, el hermano y el marido de María Soliño, Antonio Soliño y Pedro Barba. (de aqui viene la historia de la "meiga" María Soliña, narrada en una anterior entrada).

Tras cargar en sus bodegas animales y cautivos, los turcos intentaron desembarcar en Vigo. Fueron rechazados. Tomaron venganza en Cangas. El día 9, a primera hora de la mañana fondearon frente a la playa de Rodeira. Protegidos por fuego de artillería, echaron al mar once lanchas. con un total de 1.000 hombres. Unos desembarcaron en Rodeira y otros, en Punta Balea. Cangas, mal defendida, no tuvo la menor oportunidad.
Los piratas estuvieron en tierra tres días. Quemaron cientos de casas, Intentaron quemar el Cristo, pero no lo consiguieron, lo que convirtió una imagen de escaso valor artístico que los marineros habían encontrado flotando en la ría en el consuelo de los vecinos.

2 comentarios:

Lolita blues dijo...

Lo que más me gusta de esta historia que narras es el significado del que la gente dota a los objetos en función de su experiencia. Es cierto que algo que puede carecer de valor en un momento dado, debido a las circunstancias o a la carga de identidad de la que queda preñado se convierte en mucho más de lo que parecía a simple vista, trascenciendo su primigenio significado para ir "más allá".

Gran narración, meigiña!

Anónimo dijo...

hola cielo soy yo miguel

oh no, he borrado el entrante de la cabecera