sábado, 25 de julio de 2009

Por la boca vive el pez

Le doy la murga amarga a mi chache, le sobre caliento (echa vapor) la oreja a mi madre, la otra, por ejemplo la de la izquierda, a lolita, y ya desafío la ley del agotamiento machacando con mis palabras a mis compis del trabajo (esto es mutuo por ambas partes), y todo porque las condiciones y las necesidades de mi empleo me han deshabilitado para ser moderada en mis comentarios. Y para no corroer tantísimo con mis quejas a los que me rodean me he decidido hacerlo a los lectores del blog que por un casual o no lean estas frases.
Resumiendo: me han trasladado de tienda (tardo una hora y media más cada día en el desplazamiento entre idas y venidas), he pedido el pago del bono transporte (son 70€ más al mes que salen de mi bolsillo, 100€ en el caso de una compañera) y no me lo han concedido por motivos económicos cuando me corresponde por estar contratada para prestar mis servicios a otra tienda de las muchas que hay en Madrid (eso creo y quiero creer), hace dos días que he cobrado el mes de junio (estamos a 25 de mes), y todavía no lo han hecho con la paga extra de verano (por ley deberían dártela antes del 15), en alguna ocasión me han pagado en mano (y así andarás por las calles de la capital hasta llegar a tu casa), el taller de corte de moldura es ilegal (no cuenta con un aspirador para el serrín, material polutivo y dañino para la salud, en concreto los pulmones), me tienen de comodín para suplir las vacaciones de mis compis de Alcalá, una semana aquí y la otra allí (mareada como una niña tonta dando vueltas sobre sí misma sin cesar), trabajo entre semana 30 horas y un sábado o un domingo (abre todos) las 10 restantes para hacer las 40 en un puto taller que es como una ratonera (no hay salida de emergencia), el trabajo desempleado en estos momentos es de mayor responsabilidad (montar para todas las tiendas), de mayor esfuerzo físico y de mayor estrés (para cumplir con los plazos de entrega) que el que venía haciendo hasta ahora y no es recompensado ni con una subida de categoría ni con una bonificación, he perdido calidad de vida porque he perdido tiempo para dedicarlo a mí y a mis hobbies y he perdido poder adquisitivo. Llevo casi 3 años en la empresa y mis salario bruto no es mileurista (indignante para una época afincada en el consumismo, desterrada a la esclavitud de la hipoteca, de momento solo me permito un alquiler de habitación: ahorrar es un capricho y un pecado a la vez) y aunque por mi boca haya pedido mejoras me lo niegan (y es que los tiempos de crisis son para todos?) Contenta debería estar por no pertenecer a la lista del paro pero mi paciencia se agota (queda poco para que se extinga) y solicito justicia o lo que yo creo que es justicia pero las oídos se cierran y vergonzoso es que entre mis superiores, encargadas o jefas, ya da igual su puesto, se pasan la pelota de las responsabilidades unas a las otras. Y no, no me he quedado más satisfecha por contar estos hechos, no es suficiente… ¿una alternativa para esta situación? Las hay y una es cambiar pero fácil es ponerse a buscar otro trabajo, difícil es encontrarlo.
Ahora sólo pido dos días seguidos de descanso (un finde completo libre)…y no hay maneras.

jueves, 9 de julio de 2009

De vuelta

Puerto Finisterra

Boiro

Castillo de Baiona

Puente a la isla Toralla con las Cies al fondo

Playa de Canido en Coruxo

El Sireno en Vigo

Plaza, cruceiro e iglesia en Ourense

Soportales en Ourense

árbol en las Médulas

Las Médulas

Faltan muchas imágenes...unas que no se hicieron y otras que no se pudieron, la de los buenos momentos: montada a caballo, paseo en kayaks, visita a las Cíes, chapuzones en el mar, la noche de San Juan, descansos en las hamacas, meriendas en la crepería...dulces vacaciones salpicadas por amargas situaciones (este post va dedicado a mi primo que está hospitalizado, para que algún día, la esperanza es lo último que se pierde, pueda recuperar su fortaleza y vivir como lo ha hecho hasta ahora).

miércoles, 8 de julio de 2009

Hace calor!!!!

Madrid, las 23:00 de la noche, sentada en la terraza de un octavo piso, con los pies descalzos, unos shorts y una camiseta de manga corta; sobre la mesa un vaso ya vacío...las luces de la zona industrial y comercial iluminan y ponen un punto de color a la noche, a lo lejos; mientras que, las luces de las farolas y de los faros de los coches que pasan, dan un toque familiar y urbanita a la calle, tan cerca; una terraza llena del bar, abajo, en la esquina, ambientan el barrio con olores a fritos; el ruido de los motores y los rumores apagados de la televisión del salón son los únicos sonidos que llegan a mis oídos, más algún que otra voz que sube desde las aceras de la gente al pasar.


Las noches de los veranos madrileños son estupendas: no hay rocío; sin embargo, de día son un infierno: el aire arde, queme tus fosas nasales y te hunde y pega los pies en el asfalto, el cuerpo se achata por el peso de esas partículas invisibles que nos rodean, la piel se seca y deshidrata, y la garganta pide incesantemente un poco de agua, el sudor te acompaña aunque estés sin hacer nada y buscas desolado un poco de brisa, un pedazo de sombra fresca o ese milagro llamado aire acondicionado en los locales públicos; y si intentas dormir en una habitación sin ventilación y aspas que suplan la brisa, el cuerpo se te cubre de una pátina pegajosa y caliente que te incordia durante horas hasta que ya cansada y abrumada de dar vueltas en la cama, descansas, poco y mal, si te toca madrugar....hace tres días ya que he llegado de las vacaciones y no puede ser nada bueno pasar de convivir con una media de 20º ahí en el norte a hacerlo con otra de 30º y pico aquí, en esta meseta esteparia, donde los únicos árboles que se avistan son los que flanquean las avenidas y los que crecen en parques artificiales y la única masa de agua cercana es la que se incuba y encierra en un pedazo de pocos metros cuadrados, limitada, donde te hundes con más facilidad y nadas con más dificultad, y el espacio en la que las personas se "relajan" y aglomeran con la misma densidad que la de un vagón de cercanías, es un pedazo de suelo duro, plaqueta, y, con suerte, césped y en la que además pagas para entrar, y, no por horas...es durante estos días cuando más buscas el mar en un horizonte perfilado de edificios.

oh no, he borrado el entrante de la cabecera