sábado, 13 de junio de 2009

Karts

Adrenalina, un poco de psicosis, mono, casco y un acelerador pisado al fondo:

brrrrrrrrrrrrrrrrr y asi puedes acelerar por la pista sin restricciones de velocidad.

fiuuuuuuuuuuuuu y asi adelantar o ser adelantado por alguien más embalado y desmembrado mentalmente que tú.

ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiim y así girar en la curva y derrapar ligeramente.

bro bro bro bro bro hace el motor cuando está al ralentí.

po po po po po po lo hace cuando en la última vuelta desde la cabina de control te rebajan la velocidad.

iiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaa y así están las sensaciones de mi cuerpo en el asiento, arreando.

Quiero más, grita tu adrenalina al día siguiente.

Quién no lo haya probado que lo haga, es inabarcable.

Creo que podría generar una melodía a base de sonidos de motores.


Al respecto de tan alabado deporte y rompiendo un poco con la tónica de siempre ahi os dejo un comentario generado a principios de siglo XX por los que proclamaban y exaltaban la velocidad casi como un dios:

Marinetti llegará a afirmar, tras haber invitado a matar el claro de luna como trasto inútil poético, que un coche de carreras es más bello que la Niké de Samocracia.

Y esto otro decía Roland Barthes en Mitos de hoy, 1957: "creo que hoy día el automóvil es el equivalente bastante aproxiamdo de las grandes catedrales góticas: quiero decir una gran creación de la época, concebida apasionadamente por artistas desconcidos, consumida en su imagen, si es que no en su uso, por todo un pueblo que se apropia con ella de un objeto perfectamente mágico".

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