jueves, 28 de octubre de 2010

La tierra de Oz (I)


El amor no tiene límites y este fragmento del libro La tierre de Oz de Manuel Leguineche es un ejemplo:

"Al correr hacia Adelaida, dimos con un árbol añoso, hendido por el rayo, vaciado, hueco. Estaba ya allí en 1855, cuando un joven alemaán de veintidós años, Frederic Herbig, llegó de su Silesia natal, tras un viaje de ciento veintinueve días, para buscar fortuna en Australia. Años más tarde, llamaba a su novia polaca para que se reuniera con él. El viaje dejó a la pareja sin un penique. Frederic hallaba soluciones para todo: se ahorrarían el hospedaje. en efecto, se instalaron ene le interior del árbol. Tuvieron dieciséis hijos. Los dos primeros nacieron allí y se criaron en el tronco, que daba para todo, el piso más original que cualquier inmigrante haya conocido. En 1968, los trescientos sesenta y cinco descendientes del inmigrante se reunieron en torno al árbol doblemente genealógico"

Y ya como anécdota, un poco más adelante, nos cuenta el autor: "En Australia crecen árboles de tronco tan grueso que sirvieron como cárceles."
He encontrado esta página como redactora del suceso pero está en inglés (la misma está redactada también en alemán) y llaman al protagonista Friedrich, a diferencia de como está escrito en el libro de Leguineche.


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