viernes, 29 de octubre de 2010

Casa árbol


Siempre quise tener una casa en un árbol, semejante a la que tiene Bart en el jardín de su casa. Tal deseo tal vez se deba que crecí con un medio bosque (le llamo medio bosque porque estaba compuesto por unos pocos robles, yo creo que centenarios, y nueve eucaliptos secos que con el paso de los años han sido derribados por los vientos por la fragilidad de su madera, y tan sólo uno sigo soportando estoicamente de pie) al lado de casa de mis padres.

Tener una casa en lo alto nunca lo he conseguido, tener una "choza" donde jugar de pequeña con las amigas del barrio sí. Y eso lo conseguimos porque en Galicia los fentos y las silvas crecen altos y profundos. Y porque con nuestro ingenuo infantil y nuestro esfuerzo y bravuconería rozábamos las bases de estas plantas de tal suerte que no se venían abajo. No era un lugar cómodo ni seguro (con las lluvias el techo se hundía cada vez más); pero era nuestro, donde compartir secretos, donde jugar a las canicas, donde tomarnos la merienda, donde escondernos y esconder las bicis. Asi éramos de "valientes", que incluso conseguimos una manta vieja para hacerlo más acogedor.

Quién sabe, tal vez algún día consiga ese sueño, es cuestión de tiempo....
Y si no lo consigo, puedo pasar un noche en una cabaña de estas:

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