jueves, 13 de agosto de 2009

Esculturas Juan Muñoz




¿Nos habla de estados emocionales? ¿Tal vez de sentimientos y sensaciones inequívocamente de la condición humana? ¿De la ausencia de comunicación y de la interrelación de nuestra red social actual?

Estas imágenes que aquí veis pertenecen al artista Juan Muñoz, tristemente fallecido a una edad temprana: Son representaciones de gestos y situaciones de personas que resultan algunas incómodas, otras irreales, unas curiosas, aquellas amenazantes u inquietantes, y las demás abren interrogantes sobre las relaciones entre uno mismo y entre uno mismo y los demás.
El aspecto físico de las figuras presentes, en una sala común del museo, es similar, por no decir igual entre todos, uniformados con una pátina gris que los hace masa. Somos uno entre los cientos. Somos uno entre varios pero somos un uno indistinguible, nadie por encima de nadie: “no somos nadie”, como dice el programa del hormiguero. Y sin embargo, estos “orientales” viven estáticamente abstraídos en su felicidad. Como retenidos en el tiempo. En un estado de perenne alegría necesaria para la subsistencia. Y retenidos por y para siempre en el letargo de la conformidad del mundo actual. Que la gente pase a su alrededor da aun mas esa inferencia de masa comunitaria mecanizada. De el mundo feliz de Huxley. Somos creados por y para un hormiguero.



Ese infatigable estado letárgico de alegría en la sala común se contrasta con un estado letárgico de soledad y de enfermedad mental de las salas contiguas a esta, donde pasa a tomar protagonismo el ser en sí mismo, acobardado y enfrentando consigo y la realidad subyacente, enfrentado a sus miedos, a sus esquizofrenias y a sus dudas. Ajenas al sentir común porque son diferentes, ya sea por su físico o su psíquico. Se nos cuestiona la razón de vivir por y para nosotros, indiferentes a los que no son masa ni hormigas comunes. Y es el espejo el que nos atrapa en la vertiginosa visión de los otros, de esas personas ensimismadas e intimidadas, incautas en su singular personalidad.



Al tiempo que paseamos por los pasillos y por las salas e incluso por la zona de los jardines nos introducimos en unos espacios psicológicos extraños, atesorados por unos personajes particulares y en unos espacios mágicos a la vez que ilusionistas, donde la realidad parece un juego de niños, inocente pero terriblemente inesperada. El asombro asoma en cualquier esquina. Como este par de sillas en un lateral y en la parte alta de un pasillo o los colgados (la imagen priemra superior)en un hueco de la escalera. Inverosimilitud verídica.

2 comentarios:

Lolita blues dijo...

Pues maja, a mí me da un mal rollo... no me gusta nada, no sé, me despierta el lado oscuro!

Jajajaja, bueno, princesa a ver si quedamos para tomar algo una de estas noches, que te echo de menos un huevo! Y seguimos teniendo pendiente Sorolla, no lo olvides.

Besotes!

Aurora Rey dijo...

jajaja, tal vez es interesante conocer tu lado oscuro, lolita....¿que se esconde en tu inconsciente?

sorolla!!!! si es que ahora lo veo todos los dias en laminas!!! la sorollomania!!!! la matissmania!!! esto de tener museos con librerias es un negocio!!!

besotes guapa!

oh no, he borrado el entrante de la cabecera