viernes, 29 de febrero de 2008

La caida del tiempo I


¿El tiempo nos hace o se hace? es una sustancia inmaterial que escapa de la lógica de la comprensión, se "escapa de las manos" como lo hace el agua en un escurridor. Es caprichoso o ¿caprichosa es nuestra percepción? Nada bueno es tener un reloj a mano, estamos pendientes de lo que dita su mecanismo ¿pero quien puede eludir su precisón cuando estamos deseando salir del trabajo? las 18:01, 18:02, 18:05, 18:07, 18:o10 ¿quien puede figurar que no existe cuando hay dias y hay noches? ¿quién puede rehusar el orden que impone cuando necesitamos un medio de transporte?
Por cierto la imagen del reloj pertenece a la estación de Atocha, donde un pequeño retraso supone el caos, pues hay tantííííííííííííííííísima gente en Madrid que se mueve en el transporte público, bien en el cercanías, bien en el metro, que si te descuidas, te asoma un pie por las orejas. Es tal la aglomeración y el movimiento de gente, de pasos, de carreras, de voces que a mi no deja de sorprenderme. Y son tantas las cosas que pasan en un minuto como tan pocas las que pasan en una hora.

2 comentarios:

Jairo dijo...

Esto me recuerda a un concepto que conozco desde hace algún tiempo: la calidad del momento.

OlgaVL dijo...

Yo que vivo en ciudad, que he nacido en una ciudad... se muy bien lo que es eso. Aqui el tiempo pasa muy deprisa, tanto que a veces se nos olvida la importancia que realmente tiene. El tiempo nos absorve, estamos totalmente abducidos por él, pero no lo disfrutamos. Estamos totalmente pendientes de la hora, los minutos..."A tal hora he de coger el metro, luego el trabajo, después llego a casa, tengo que hacer aquello, lo otro... y luego a las 4..." etc, etc. Se nos olvida disfrutar de las cosas y de la gente que nos rodea... Se nos olvida que tenemos que aprovechar ese tiempo, pero aprovecharlo NO estresandonos por si llegamos puntuales o no al trabajo, etc. Aprovecharlo, pensar en positivo, mantener la calma, porque el tiempo pasa igual, lo minutos no correrán más, ni tampoco iran más lentos por ponernos nerviosos. La gente de ciudad, yo, vivimos estresados, cansados, agobiados... Necesitamos que alguien, de vez en cuando nos haga mirar hacia el Sol, que nos haga sentir el calor del sol, y que nos haga tener la mente en blanco, por unos segundos... Sin pensar si en ese momento nos dirigíamos al trabajo, a la escuela, a comprar... etc.
Vaya! me he pasado con mi comentario, jajaja. Pero me ha ayudado a desahogarme y reflexionar.

oh no, he borrado el entrante de la cabecera